NUMANCIA:ROMA FRENTE A CELTÍBEROS EN TIERRAS DE SORIA.

Fue un choque de trenes.La mejor infantería del mundo entonces conocido contra las más aguerrida caballería de la península Ibérica, las legiones romanas frente a un pueblo de pastores guerreros, los celtíberos.Y una ciudad que sobresalió por encima de todas y terminara haciendo historia: Numancia, el terror de la República. Todo esto sucedía cuando faltaban apanas dos centurias para que la era cristiana asomase en el reloj de la historia. Al fin, un cerco de hierro, la desesperación y el hambre doblegaron la resistencia numantina, frase que ha quedado acuñada como sinónimo de ciego empecinamiento.

EL PRIMER ATAQUE



No tardó mucho NOBILIOR en enfrentarse a Numancia. El 23 de agosto de 153 a.C. intentó tomar la ciudad, pero sufrió tal derrota que los romanos declararon nefasta esa fecha, consagrada al dios Vulcano, y desde entonces ningún general libró batalla ese día. Un mes más tarde el cónsul volvió nuevamente a la carga, esta vez con la ayuda de 10 elefantes, pero quiso la desgracia que los proyectilesque lanzaban los numantinos espantaran a los paquidermos, provocando la desbandada romana y una tremenda masacre. Numancia empezaba a labarse su fama de terror de la República.

Un nuevo cónsul, Marcelo, estableció un periodo de paz entre 151 y 143 a.C., pero los celtíberos decidieron ayudar al lusitano Viriato, lo que desencadenó una nueva guerra. El romano Metelo atacó sin éxito Tiermes y Numancia en 142 a.C

Quinto Pompeyo partió desde Medinaceli (Occelis) con 30.000 infantes y 2.000 jinetes, pero fue también vencido por numantinos y termesinos, a cambio de algunas concesiones, le entregaron 300 rehenes, 9.000 sagos o sayos -típica prenda de los arévacos, que hasta hace poco vestían los pastores sorianos- y 800 de sus caballos de batalla. Hostilio Mancino, el sustituto de Pompeyo, atacó de nuevo tres años después, y sufrió otra humillada derrota que le forzó a firmar una paz que el senado romano no aceptó;tanto fue así que el sucesor de Mancio, Furio Filo, entregó a éste desnudo a los numantinos, quienes se limitaron a despreciarlo.
La ciudad resultaba tan inexpugnable que tanto Filo como Piso y Lépido, sus sucesores, se desentendieron de Numancia y se dedicaron a hostigar al vecino pueblo de los vacceos.

DELANDA EST NUMANTIA

A este mismo paraje llegó Publio Cornelio Escipión Emiliano, cónsul que demostró estar hecho de distinta materia que sus predecesores. Personificaba el sector duro del senado romano: no en vano acababa de doblegar a la orgullosa Cartago y se encontraba en el cenit de su gloria. De hecho, podría parafrasearse de Cartago y resumir con la sentencia DELENDA EST NUMANTIA ("Numancia debe ser destruida") las intenciones de Escipión hacia la ciudad due habia osado desafiar al poder de roma.
Empezó por reeducar a sus legiones, expulsó a mercaderes, prostitutas, adivinos y magos e hizo que volvieran a ser un ejército en diposicíon de combatir. Después lanzó varias incursiones para doblegar a los vacceos, con el fin de entrenar al cuerpo expedicionario y dejar a Numancia sin potenciales aliados. Hecho todo esto, P ublio Escipión se volcó sobre Numancia. A pesar del evidente desequilibrio de efectivos: entre 2.000 y 4.000 guerreros arévacos, según las fuentes, frente a unos 50.000 soldados a las órdenes del general romano, muchos de ellos mercenarios iberos, Escipión evitó el ataque frontal y optó por el pico, la pala y la paciencia, levantando uno de los más meticulosos cercos que recuerda la historia. Tal vez remedando de las colinas de Roma, construyó siete campamentos sobre otros tantos cerros que rodean Numancia, los unió mediante cerca y empalizada, y cerró el curso del Duero mediante palos tendidos con agudos hierros que impedían el paso de embarcaciones.En el campamento del actual cerro de Castillejos estableció su
cuartel general y, tras sellar Numancia, se sentó a esperar como habia hecho con Cartago. Aún así, se sabe que el numantino Retógenes pudo eludir auxilioa la ciudad de Lutia, cuyos ancianos, en contra de la opinión de los jóvenes, se lo negaron.